Cleopatra VI, reina de Egipto, era hija de Ptolomeo XIII. Le llamaban Ptolomeo el Flautista porque andaba todo el día sentado por ahí tocando la flauta. Los egipcios lo expulsaron del país, pero, naturalmente, él regresó. Murió en el año 51 a. C. y dejó Egipto a Cleopatra y a su hermano de diez años Ptolomeo XIV.
Cleopatra y Ptolomeo XI siempre discutían y ella no parecía caer bien a los políticos adecuados (el jefe de Egipto era Potino, un eunuco). Echaron a Cleopatra de su mitad del trono y ésta huyó a Siria para salvar la vida. Tenía veintiún años.
Entonces, Julio César, el mayor de los romanos, se acercó hasta Egipto en viaje de negocios y Cleopatra regresó a su país para verle y hablar con él. Consiguió que la devolviera al trono con Ptolomeo XV, otro de sus hermanos menores, pues Ptolomeo XIV había muerto ahogado. Ptolomeo XV no vivió mucho tiempo. Cleopatra le envenenó, pero no hay que guardarle rencor por ello, ya que formaba parte de la etiqueta real envenenar a tantos miembros de la família como uno pudiera. Cleo no envenenó a su hermana Arsinoë. Encargó a otro que lo hiciera.
César tenía 54 años y Cleopatra 21, pero aún era atractivo. Permaneció en Egipto desde principios de octubre hasta finales de junio, arreglando asuntos de estado. Tuvieron un hijo al que llamaron Cesarión, o Pequeño César, o sea que ahora Cleopatra se consideraba prácticamente comprometida. César tal vez se habría casado con ella, pero tenía una esposa en casa.
César creía en la divinidad de su persona. Tenía arrebatos. Durante la visita de Cleopatra a Roma en el 44 a.C., algunos de sus mejores amigos lo asesinaron en la Casa del Senado. Cleopatra abandonó la ciudad a toda prisa.
Tres años más tarde, Cleo conoció a Marco Antonio. Deseaban conquistar Asia y, a la larga, gobernar el mundo, tal como ella había planeado hacer con César. Fue un arreglo comercial. Cleopatra necesitaba protección para conservar el trono y a Antonio siempre le iba bien disponer de dinero en efectivo. Puede estar seguro de que las habladurías al respecto no se acababan nunca. Antonio y Cleopatra ni siquiera pudieron tener gemelos sin que se hablara de ello (se llamaron Alejandro Helios y Cleopatra Selene). Deberíamos recordar que Antonio y Cleopatra se casaron en secreto cuando los gemelos sólo tenían 4 años.
Poco después de este nacimiento, Antonio partió hacia alguna parte para ser derrotado y permaneció fuera 3 años. Fulvia, su tercera esposa, murió entonces y él se casó con Octavia. Luego, volvió, con Cleo. De nuevo estaban sin blanca. Lo que es más, se casó con ella (con Cleo) sin molestarse en notificárselo a Octavia y se quedó con ella el resto de sus días con intervalos. Tuvieron otro hijo y Antonio realizó algunos intentos de conquistar Asia, pero eso era más fácil de decir que de hacer.
Cuando era cincuentón, Antonio engordó, se hizo más perezoso y bebía más, y Cleopatra creía que tal vez todo había sido un terrible error. Pero no pasó mucho tiempo hasta que Octavio, el sobrino e hijo adoptivo y heredero de Julio César, derrotó a Antonio. Algunos dicen que Cleo aceleró el fin de Antonio abandonándole durante la batalla y enviándole un mensaje falso que lo llevó al suicidio. Fuera lo que fuere lo ocurrido realmente, ella sólo intentaba seguir adelante.
Después de eso, Cleopatra tal vez se habría puesto de acuerdo con Octavio, pero él no lo veía igual. Octavio quería llevarse a Cleo a Roma y exhibirla como cautiva, y ella, ante esa perspectiva, prefirió acabar con su vida a la edad de 39 años. Fue la última reina de Egipto que llegó a formar parte del proyecto extremadamente aburrido de Octavio, el Imperio Romano (En su desfile triunfal éste hacía llevar un muñeco con la apariencia de Cleopatra con un àspid sintético prendido. ¡Qué delicado!).
Sólo para que quede constancia, los tres hijos de Antonio y Cleo fueron criados por Octavia, la sufrida viuda del primero. Cleopatra Selene se casó con JUba, rey de Numidia. Alejandro Helios probablemente no hizo nada bueno, y al parecer he perdido la pista de Ptolomeo Filadelfo (el pequeño). Octavio ejecutó a Cesarión. Era capaz.